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miércoles, 12 de febrero de 2014

APLICACIÓN DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCION EN EL HOMBRE

APLICACIÓN DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCION EN EL HOMBRE



El origen de la vida en la tierra es una preocupación que ha aquejado a muchos científicos en el mundo entero, distintas teorías se han creado, desde la más patética y facilista teoría creacionista, que nos da la respuesta más fácil con responder que fue un ser superior, hasta una de las teorías más acertadas de los últimos años que es la teoría de la evolución planteada por Charles Darwin. Esta teoría plantea que las especies que tenemos en la tierra han evolucionado desde una forma de vida primitiva hasta formar las diferentes especies que vemos a nuestro alrededor hoy en día.




Pero ¿Cómo aplica la teoría de la evolución en el hombre? Cuándo digo hombre me refiero a hombres y mujeres, utilizo el término hombre por ahorrar tiempo y espacio.

La lucha en la naturaleza expresa las relaciones mutuas de dependencia de los seres orgánicos y su amplitud y éxito en dejar descendencia, esta lucha es inevitable debido a la rapidez con la que todos los seres orgánicos tienden a multiplicarse (Darwin, 1985, págs. 10-11). En los seres humanos la lucha nos ha aquejado de muchas maneras a lo largo de nuestra historia. Hemos superado muchos riesgos que la naturaleza nos ha puesto gracias a nuestro intelecto, el mejor regalo que la evolución nos ha dado, pero aún tenemos una lucha interna entre la misma especie que, como una selección tan perfecta de la naturaleza, nunca nos abandonará.

El hombre, se podría decir que, casi ha superado la lucha en contra de la naturaleza, en la lucha de los alimentos y en el hecho de no ser presa, casi para ningún animal,  ya que lo determinante no es el hecho de conseguir alimento sino de la facilidad en que un individuo se convierte en presa (Darwin, 1985, pág. 13), La lucha contra el clima ya que se adapta fácil a muchísimos climas y ha conseguido mucho territorio con ayuda de cultivos y ganado, casas y abrigos y armas, respectivamente.

Aunque el hombre casi haya ganado en su lucha contra la naturaleza aún tiene una lucha incluso peor que, aún con toda su tecnología y con toda su inteligencia, jamás podrán superar. No con esto quiero decir que ya hayan superado su lucha contra la naturaleza, sino que la tienen a raya y la han dominado relativamente.



Puesto que la lucha entre individuos de la misma especie en mucho más encarnizada (Darwin, 1985, pág. 19) la lucha de nuestra especie es infinitamente más encarnizada que la que vivimos con la naturaleza. En efecto, las guerras y las peleas entre nosotros mismos por alimentos, territorios, mujeres y comodidad es explicada por este principio. Personalmente, me río de la gente que es engañada por los poderes políticos que dicen que buscan paz, algo que es completamente imposible, puesto que la naturaleza lo prohíbe, y la guerra es la manera de selección natural que usamos entre nosotros mismo. Es tan importante y necesaria esta lucha, esta búsqueda del poder, que, si no fuese por ella, la tierra se vería cubierta por nuestra especie con incluso la dependencia de una sola pareja (Darwin, 1985, pág. 12). La ambición, las ganas de poder que todo el ser humano experimentan no se deben a una deidad maligna, al diablo u otro ser ´´maligno´´ sino a esta tendencia natural que tenemos de hacernos pelear entre nosotros para que solo el ser más fuerte sobreviva. 


Se puede decir que el ser humano es un ser en continua evolución y cambio. Podemos ver nuestras culturas creciendo, nuestros individuos y comunidades expandiendo su territorio hasta el cielo, sus armas hasta que son capaces de acabar con todas las especies en la tierra, a excepción de las cucarachas y otros seres capaces de soportar la radiación, sus cultivos magnificados y su dominio en el animal para producir alimento y su dominio sobre la naturaleza con el fin de evitar su muerte en procesos naturales como terremotos, maremotos, etc.
Una lucha monstruosa a la que el hombre se ve sometido es a su reproducción, todos los cambios y acciones sobre nuestro cuerpo o el de cualquier especie afectarán al sistema reproductor (Darwin, 1985, pág. 26). Como por ejemplo, en los seres humanos la lucha por la reproducción puede ser limitada por la cultura, que nos impide tener mas de una pareja, en teoría claro está, o de los métodos anticonceptivos, muy eficaces en controlar la tasa de natalidad, pero que a causa de la religión, con sus creencias en dioses y castigos divinos, los creyentes ven obligados a dejar de usar y a la abstinencia que es tan peligrosa para nuestra salud o peor aún a llenarse de descendencia que sobrepobla nuestro planeta.

El hombre debe saber que el arte de conquistar y atraer pareja es una ciencia como las demás y es muy dura, ya que solo los individuos con más valor genético y reproductivo pueden alcanzar la reproducción (Luna, 2007), esto como una manera que tiene la naturaleza misma del ser humano para controlar su natalidad. Por esta razón la cantidad de conductas diferentes que encontramos en las personas con el fin de conseguir pareja, desde ver como las mujeres se arreglan y viven de apariencias, no es algo muy nuevo o una tendencia de los medios para control mental como muchos nos han querido hacer creer sino más bien una conducta de selección natural, ya que las que parezcan ser más atléticas y más voluptuosas se asocian naturalmente con las mujeres más aptas para criar hijos (Luna, 2007), por esto es que los hombres las buscamos más que a otras mujeres. De igual manera el hombre más rico y poderoso, el líder de su grupo en lo que haga, el más fuerte y en buena forma, está relacionado con un macho más sano y responsable para la cría.


Al ver todas estas claras coincidencias entre la evolución de las especies y el ser humano a través de su historia y sus costumbres me doy cuenta de que la teoría de la evolución es factible para explicar muchas de nuestras conductas incluso mejor que muchas ´´teorías religiosas’’ y esos resultados de la ignorancia humana.

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